Como poco y no pierdo peso ¿Por qué?

El cuerpo necesita de unas ciertas kcal para realizar sus funciones básicas y se le denomina metabolismo basal. Cuando hacemos dieta (no me gusta mucho este término) simplemente lo que hacemos es que esa cantidad de kcal sea menor a la que necesitamos, por tanto, nuestro cuerpo lo que hará es «coger» la energía de nuestra grasa sobrante. Lo explicaré con un ejemplo y será mucho más fácil.

Paquita es una mujer que tiene un gasto basal de 3000kcal pero ha decidido perder peso y siempre le han dicho que para hacerlo tiene que comer poco. Ella, por su propia cuenta ha decidido reducir su ingesta a 1500kcal diarias (-1500kcal). Al principio nota una bajada de peso muy rápida, pero a las semanas empieza a ver que ya baja muy poquito o incluso que ya no baja. ¿Qué le está pasando a Paquita?

Hay un término que define esta situación y es el de TUMBA METABÓLICA. Suena bastante horripilante, lo sé, pero su nombre real es el de METABOLISMO DAÑADO. Este ya no es tan peliculero, lo siento. Cuando nos encontramos en esta situación no es más que un mecanismo de defensa de nuestro organismo, en el que se produce un mecanismo de termogénesis adaptativa. Básicamente significa que el cuerpo se adapta a esta nueva situación y reduce «su trabajo». El cerebro piensa: si no tengo esa energía, no voy a gastar, por lo que el metabolismo pasa a ir más lento o a funcionar mal. ¿Pero es realmente esto cierto? Pues podríamos decir que sí y no.

Vamos a volver al caso de Paquita. Ella empezó con un peso elevado y fue bajando de forma muy rápida hasta que llegó un tiempo en el que no bajaba más, se preguntaba por qué cuando seguía haciendo lo mismo. El bajar de peso también influye en nuestro gasto energético, por tanto, no gastamos lo mismo con el peso inicial que con el actual, por lo que la dieta o mejor dicho plan nutricional, debe ir adaptándose a los nuevos «números».

Pero no todo son números y cálculos matemáticos para saber cuánto gasta nuestro cuerpo y por qué hay parones en las pérdidas de peso. Hay más factores que influyen en ello, como por ejemplo el cortisol y la microbiota.

El cortisol es la hormona del estrés y cómo estás leyendo influye directamente en tu ganancia o pérdida de peso. Ésta básicamente mantiene tu cuerpo en estado de alerta constante. Tener niveles altos de cortisol provoca tener niveles altos de insulina y a su vez esto hace que haya un aumento del apetito.

Por último, actualmente se está estudiando mucho la microbiota, que por si no lo sabéis son los «bichitos» que viven por nuestro cuerpo y en este caso los que más nos pueden interesar son los del colon. A raíz de estudios que se están realizando se está descubriendo que esta población que habita en nosotros es capaz de determinar nuestra resistencia a la pérdida de peso.

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